martes, 29 de septiembre de 2009

LAS CARTAS DE VERIFICACON QSL

Apreciado señor y amigo.

Muchas estaciones de radio comerciales que existían por onda corta confirmaban a sus oyentes con cartas de verificación.
Estas cartas, tan válidas como una QSL, eran personalizadas y quizás como documento podrían resultar más interesantes que una misma tarjeta.

Estas cartas contienen expresiones y frases amables para con los oyentes, firmas de los directores o programadores, sellos y señas tipográficas de interés.

Estas cartas dan agradecimientos por los informes, esperan que los programas escuchados hayan sido de interés e invitan a una nueva escucha. Algunas dan detalles adicionales como explicar el propósito de la emisora, el alcance que ha tenido y parte de la programación. También es común encontrar datos sobre las ciudades desde donde se emite, características de las antenas y transmisores.

“Con mucho gusto confirmamos recibo de su gentil comunicado”, “Expresamos a usted nuestros sinceros agradecimientos por su amabilidad”

Algunas emisoras de radio parecería que no “confirman” como tal la recepción, pues sólo dan las gracias por el informe y por el interés en la emisora.

Algunas emisoras tardaban mucho en responder los informes ya que no tenían procedimientos determinados para estas verificaciones.

Se pueden encontrar frases como: “Ante todo le pedimos nuestras excusas por no haber dado respuesta oportuna a su grato reporte”, o “Estimado señor, agradecemos su informe de recepción de nuestra emisora y queremos disculparnos por haber tardado tanto en responder correctamente a su misiva”.

La formalidad y respeto por los oyentes es una constante en estas cartas, quizás por la época en que fueron escritos combinado con una alta estima por los oyentes internacionales.

“Con sinceros votos por usted, y toda su familia, nos es grato suscribirnos como sus atentos amigos”

“Sin otro particular nos es grato suscribirnos como servidores y amigos”
Fuente de las imagenes: The SWL QSL Card Museum
TRANSMISORA CALDAS


RADIO TODELAR INTERNACIONAL

RADIO NEIVA

RADIO EL SOL


RADIO COLOSAL

EMISORA ATLANTICO

viernes, 18 de septiembre de 2009

Historia de la Radio Colombiana. Por Edgar Artunduaga

Hola Colegas

Les envio un enlace donde se encuentra un audio sobre la historia de la radio colombiana; fue realizado por un periodista (ahora Senador) llamado Edgar Artunduaga, el ha trabajado en cadenas como Todelar, Caracol y RCN , hasta el año pasado fue director de Radio Santafe .
El material sonoro es unico

Buen DX

Rafael Rodriguez R.
Bogotá D.C. - COLOMBIA

http://www.edgar.artunduaga.com/index.php?option=com_content&view=article&id=49&Itemid=39

miércoles, 16 de septiembre de 2009

RCN Radio Cadena Nacional: 60 Años de Historia! .


RCN Radio Cadena Nacional, mas de 60 años de historia! .


Radio Cadena Nacional ha sido un pilar fundamental desde nuestros inicios hasta nuestros días, desarrollándose con una visión claramente definida como empresa sólida y privada de la organización Industrial Ardila Lülle.El año de 1948 marca el colofón de una etapa de procesos radiales que habrían de culminar con el nacimiento cronológico de la primera cadena de estaciones de radio en Colombia para emitir nacionalmente su programación.


En 1946 se inician las conversaciones para establecer una cadena que tuviera el enlace a Nueva Granada de Bogotá “La voz de Medellín”. La programación en vivo, los desfiles artísticos, los albores de la cobertura deportiva, la innovación en equipos y tecnología fueron desde sus inicios la constante en el accionar de RCN.Mas adelante la escasa satisfacción técnica obtenida por las cadenas anteriores en la transmisión de sus programas, por onda corta y de los elevadísimos costos que implicaban las transmisiones por circuitos telefónicos, el señor Enrique Ramírez Gaviria, técnico general de radio cadena nacional se dio a la tarea de ensayar la instalación de equipos de frecuencia modulada en 1946, ensayo que tuvo que ser suspendida hasta 1953.


En 1953 después de múltiples experimentos se estableció en forma definitiva y comercial la cadena de Frecuencia modulada que haciendo historia fue usada en sus etapa inicial por Fabricato, Everfit y Tejicóndor para algunos programas.Paralelamente a la implicación del sistema de enlaces por Frecuencia modulada, se adelanta un plan de crecimiento adquiriendo nuevas estaciones que dieran cuerpo a la cadena:- La Voz de Medellín:- La Nueva granada- Bogotá- La Voz de Pereira - (La voz del pueblo)- Radio Pacifico- Radio Santander en Bucaramanga- Radio Miramar en Cartagena- Transmisora caldas en ManizalesCon este fortalecimiento de las estaciones de A.M y dando cuerpo más amplio a la cadena en el año de 1953 se definen y articulan los montajes en los cerros poniendo en marcha esta red y convirtiendo a RCN en la pionera de este aprovechamiento del F.M


Hoy constituye la mayor organización radial de Colombia con un total de 141 emisoras entre propias, asociadas y afiliadas.En 1954 se estrena la nueva sede de la voz de Medellín con el primer y inicio radioteatro con escenario giratorio y capacidad para 340 personas situado en la carrera Bolívar cruce con Cuba.Nuevos equipos, nuevas estaciones propias, tecnología siempre actualizada ingresan a Radio Cadena Nacional al ser adquirida en sus totalidad en 1973 por la organización industrial Ardila Lülle que le inyecta criterios empresariales dinámicos y aportes económicos llevando a RCN al más importante puesto del desarrollo radial en Colombia.

Radio Cadena Nacional S.A esta afiliada en Colombia a la Corporación Calidad y a la asociación de medios de comunicación, Asomedios. En lo Internacional a la asociación Internacional de Radiodifusión, AIR en donde su presidente es miembro principal por Colombia de su consejo directivo como vicepresidente secretario de la asociación.Si desea escuchar algunos audios contando los 60 años de historia de esta cadena,

La Historia de la Radio Colombiana


La historia de la radio colombiana

La primera emisora radial en la historia de Colombia comenzó a funcionar en Bogotá, y no en Barranquilla, como erróneamente se ha dicho y escrito en varias ocasiones, por iniciativa del gobierno de Miguel Abadía Méndez. Cuando en agosto de 1926 el nuevo presidente organizó su gabinete ministerial, para ocupar la cartera de Correos y Telégrafos nombró al arquitecto y periodista José de Jesús García, quien recibió un ministerio sumamente activo y lleno de proyectos.


La Administración anterior, la del general Ospina, la misma que creó el Ministerio de Correos y Telégrafos, le había dado al área de las comunicaciones un singular impulso. Continuando con esa política, dieciocho meses después el Ejecutivo dio los primeros pasos destinados a que el Estado colombiano contara con una radiodifusora. Y, al mismo tiempo, elaboró y dio a conocer las normas exigidas para que los particulares instalaran y pusieran en funcionamiento otras de carácter comercial.


La perifonía colombiana estaba en marcha en Colombia impulsada desde el Gobierno y en medio de las expectativas del gran público, ya que solo un selecto y privilegiado sector de la población había podido hasta entonces disfrutar de la sintonía de unas pocas estaciones extranjeras de onda corta mediante el uso de los primeros y costosos receptores llegados al país. Durante el primer semestre de 1928 el ministro García, con la asesoría de técnicos extranjeros, comenzó a tomar las necesarias y sucesivas decisiones para instalar la emisora denominada HJN.


La compra del transmisor de onda media se realizó en la empresa alemana Telefunken, y en un pequeño terreno fiscal en un sitio denominado como Puente Aranda se planeo la construcción de la planta transmisora y parque de antenas. La emisora no poseía estudio alguno y para ello se decidió que este se instalara en un salón del Capitolio Nacional. La promesa fue que el 15 de julio las obras estarían terminadas. Pero la promesa no se pudo cumplir.


El jueves 5 de septiembre de 1929, en la primera plana del diario El Espectador, un pequeño anuncio informaba sobre un singular hecho: “Teatro Caldas, Chapinero. Inauguración de la estación Radiodifusora de Bogotá. Los concurrentes de esta noche al Teatro Caldas podrán oír los discursos del señor ministro de las comunicaciones y del Sr. Sarazola. Además, cantos de los señores Umaña y Posada”. Los dueños del teatro, pensando acertadamente en que el acontecimiento radial no podría ser escuchado por la inmensa mayoría de bogotanos carentes de receptores, en la cinematográfica sala habían instalado uno de estos aparatos conectado a dos altoparlantes, y de esta forma sacarle provecho a la transmisión con la correspondiente venta de entradas.


Pero además de la comercial invitación, en la última página del periódico una nota informaba lo siguiente: “Hoy, a las seis de la tarde, se verificará el primer concierto de la estación radiodifusora instalada por el Gobierno Nacional cerca del sitio denominado Puente Aranda. La inauguración oficial de esta estación se efectuó a las 11 de la mañana y al acto asistieron, entre otras personas, el ministro de Correos y Telégrafos, el técnico señor Klemp, varios miembros del Congreso y numerosos invitados”.


El Ministerio de Correos y Telégrafos informaba que la estación transmitiría en la frecuencia de 705 Kcs, banda de 425 metros, y también que la potencia le permitiría ser escuchada en toda la república. Durante las transmisiones de prueba de la estación, los conciertos fueron captados en ciudades tan distantes como Barranquilla, Cereté y Santa Marta, de acuerdo a los telegramas que llegaron al Ministerio. La estación transmisora de Puente Aranda funcionaba con un jefe electricista, un ayudante, un maquinista y su ayudante y dos mecánicos. La hora fijada por el Ministerio para que se lleven a cabo los conciertos fue la de las nueve de la noche.
Poco a poco, la programación de la emisora fue tomando forma. Ya para el 17 de septiembre utilizaba un formato más o menos básico, fecha en la que justamente El Espectador anunciaba la publicación diaria en sus páginas de la programación de la HJN.


Año tras año, la HJN continuó afinando la calidad de su programación, mientras que al mismo tiempo, aunque con lentitud, ampliaba sus horarios de transmisión. Tras un breve período de producción de programas por parte de concesionarios particulares, ya en nombre del Estado, fue dirigida sucesivamente por varios personajes nacionales, entre los que con singular brillo se destacó el escritor Daniel Samper Ortega entre 1932 y 1933. Cinco años más tarde, debido a la eficiente burocracia y unas repetidas “deficiencias técnicas”, la voz de la primera radiodifusora colombiana terminó por enmudecer.


Durante los dos últimos años del Gobierno de López Pumarejo las posibilidades de la instalación de una nueva emisora estatal fueron creciendo. Estudiado con atención un proyecto elaborado al respecto, con un costo estimado en 300.000 pesos, su financiación resultaba en ese momento imposible. Fue entonces cuando Gustavo Santos, director nacional de Bellas Artes, le dijo un día al Presidente López, quien no había dejado de pensar en el proyecto, que él iba a construir la emisora con la plata que hubiera. Y la hizo


La emisora gubernamental fue inaugurada el 1 de febrero de 1940 a las 20:00 horas, desde el flamante edificio de la emisora, construido especialmente, y localizado sobre la Av. Caracas. Entre 1940 y 1950, la Radio Difusora Nacional operó bajo la orbita del Ministerio de Educación, en 1952 se acercó un poco más a la Presidencia de la República, como filial de la Oficina de Información, a partir de 1957 formaba parte del Departamento Nacional de Radiotelevisión, dependiente en forma directa de la Presidencia, y años después formaba parte del llamado Instituto Nacional de Radio y Televisión.


A principios de los años noventa, los equipos de onda corta de la estatal emisora comenzaron a salir de servicio con demasiada frecuencia y terminaron por dejar de funcionar. La voz internacional de Colombia desapareció del éter, simultáneamente con la reducción del número de sus repetidoras nacionales, la razón fue la desidia gubernamental y la intemperancia de los trabajadores de Inravisión. Y ya a finales del agitado siglo pasado los augurios sobre el futuro de la enferma Radiodifusora Nacional de Colombia eran, sencilla y tristemente, de pronóstico reservado. La Radiodifusora Nacional de Colombia a lo largo de su historia opero en la onda corta en las frecuencias de 6180, 17885, 15335, 11795, 9685 y 9655 con una potencia de 25 Kw, aunque en los últimos tiempos esta se vio notoriamente reducida por el deterioro de sus equipos.
Tras la promulgación del decreto del Gobierno de Abadía Méndez, determinante de las condiciones para la instalación de «estaciones de perifonía», muy pronto comenzó a aparecer en Colombia una nueva clase de empresarios dedicados al prometedor negocio de la radiodifusión.

En la capital de la República, por ejemplo, la primera emisora de ese tipo inició actividades el 14 de enero de 1930, gerenciada por Alfredo Carreño bajo el extranjerizante nombre de Universal Radio Corporation, e identificada por las letras HKC; y ya para 1938 habían llegado a la media docena: Radio Alford, Radio HKF, La Voz de la Víctor, Colombia Broadcasting, La Voz de Colombia y Ecos del Tequendama. Seis años después, a mediados de la década del ‘40, en el ámbito nacional el Ministerio de Correos y Telégrafos registraba un total de 71 estaciones funcionando en 27 centros urbanos.


Tal proliferación produjo entonces un novedoso fenómeno: la transmisión de ciertos programas, organizados generalmente por agencias de publicidad o departamentos de ventas de grandes compañías, a través de cadenas circunstanciales y pasajeras formadas por emisoras de diferentes ciudades y propietarios, según el interés regional o nacional de tal o cual producto, entidad o empresa.


De este modo se inicia el funcionamiento de la modalidad de emitir en cadena, algo muy común en la radiodifusión colombiana.


El 19 de febrero de 1941 nace el programa ofrecido por la Federación Nacional de Cafeteros, para iniciar una intensa campaña en pro del mayor y mejor consumo del café dentro del territorio de la República, con la colaboración de la orquesta Emilio Murillo de La Nueva Granada, bajo la dirección del maestro Francisco Cristancho. Por la Radiodifusora Nacional en cadena con las estaciones La Nueva Granada, La Voz de Colombia, La Voz de Bogotá y Emisores Unidas de Barranquilla.


El 28 de febrero de 1945, a las 20:30 horas, sale al aire La Cadena de la Suerte, novedad radial que presenta al país la Lotería Extraordinaria de Girardot. Atracciones, concursos, premios. Las emisoras que conformaban la cadena fueron: La Voz de Colombia, La Voz de Bogotá y Radio Girardot. El programa se producía en el auditorio de La Voz de Bogotá.


Por último vemos que el 6 de mayo de 1945 es creado el programa “Los Profesores del Aire”, que fue el más ingenioso programa radial de Colombia. Se ofrecían valiosos premios en efectivo para el público ofrecido por las principales emisoras y por Propaganda Época Ltda., la gran agencia de avisos de Bogotá y Medellín, todo para demostrar el alto nivel cultural que había alcanzado el país. El programa demostraba también la cobertura nacional alcanzada por estas efímeras cadenas a través de once emisoras localizadas en otras tantas ciudades del país: Bogotá, Medellín, Barranquilla, Cali, Pereira, Cartagena, Manizales, Bucaramanga, Tunja, Neiva e Ibagué.


Estas exitosas experiencias condujeron inevitablemente a varios empresarios a pensar en uniones permanentes. Dos de ellos, William Gil Sánchez y Enrique Ramírez Gaviria, inquietos promotores de las que, en corto tiempo, se convertirían en las dos grandes cadenas de la radiodifusión privada en Colombia. Nacidas casi simultáneamente, pocos meses después del destructor estallido popular del 9 de abril de 1948. Trágico suceso que motivó que Gobierno Nacional censura a muchas de las emisoras radiales acusadas de haber contribuido en ese nefasto día a incentivar la rebelión con comentarios subidos de tono e incitaciones irresponsables.


La Cadena Radial Colombiana (Caracol), creada inicialmente por la fusión de las emisoras Voz de Antioquia y la bogotana Nuevo Mundo, comenzó a funcionar desde 1948 por iniciativa de William Gil Sánchez cuando el 18 de marzo de 1950 quedó formalmente constituida como sociedad comercial, con la integración de otras dos estaciones. Los firmantes de la histórica escritura fueron Gil Sánchez de la Voz de Antioquia, Fernando Londoño Henao por Radio Nuevo Mundo de Bogotá, Rafael Roncallo de Emisoras Unidas de Barranquilla y H. S. Simmons de la Radiodifusora de Occidente de Cali. Como dato curioso, vale la pena recordar que Radio Nuevo Mundo había nacido a finales de los años treinta con el nombre de Radio El Liberal por iniciativa de los ex presidentes de la Republica Alfonso López Pumarejo y Alberto Lleras Camargo, con el claro propósito de competir ideológicamente con la Voz de Colombia.


En 1956 las emisoras afiliadas a Caracol llegaban a 16, entre las que, además de las cuatro fundadoras, figuraban Ecos del Combeima, Ondas del Gualí, Radio Bucaramanga, La Voz de Cúcuta, La Voz Amiga, Emisoras Fuentes, Ondas del Puerto, La Voz de Armenia, Ecos de Pasto, Radio Neiva, Radio Manizales y La Voz de Santa Marta.


Radio Cadena Nacional fue formada por iniciativa de los hermanos Enrique y Roberto Ramírez Gaviria y Rudesindo Echavarría mediante la unión de la Emisoras Nueva Granada, de Bogotá, y la Voz de Medellín. Más tarde vincularon a sus objetivos a un grupo de importantes empresas industriales y a varias otras radiodifusoras. A mediados de los años cincuenta, además de las dos emisoras fundadoras, RCN era propietaria de Radio Pacífico de Cali, La Voz de Pereira y Radio Santander de Bucaramanga, y contaba con otras 15 con el carácter de afiliadas instaladas en las ciudades de Bogotá, Medellín, Girardot, Ibagué, Barranquilla, Cartagena, Santa Marta, Armenia, Manizales, Cartago, Buga, Palmira, Neiva, Popayán y Pasto.


Los cincuenta y sesenta, y parte de los setenta pueden considerarse como los años dorados de las grandes cadenas, por la variedad y calidad de su programación y los adelantos técnicos de sus emisoras. Años que marcaron, por ejemplo, el apogeo de los grandes programas en vivo, musicales, teatrales, de concurso, de variedades, irradiados para todo el país desde confortables y concurridos radioteatros.


Años que fueron, también, testigos del inicio de la conformación de verdaderos equipos noticiosos, integrados por voces y especialistas de gran profesionalismo que lograron colocar al periodismo radial colombiano entre los mejores de Hispanoamérica. Durante los años setenta, obligadas ya por la competencia de la televisión (que había hecho su aparición en junio 1954), las grandes cadenas (y la radiodifusión en general) comenzaron inevitablemente a variar su programación. Poco a poco, los populares programas en vivo fueron desapareciendo, y entrando en los años ochenta, la mediocridad y la falta de creatividad iniciaron la invasión de las ondas radiales. Con excepción de algunos grandes noticieros, que sí mantuvieron y aumentaron su profesionalismo, aunque prologados artificialmente en sus horarios para atender la creciente y abultada pauta publicitaria, el resto de la programación se contrajo, en general, a la transmisión de grabaciones musicales.


En uno u otro caso, alternadas o intercaladas, juntas o separadas con equipos de parlanchines que, en medio de un desorden general, de voces disonantes que se interrumpen una y otra vez, durante horas se ocupan de una enorme variedad de temas, de concursos o de llamadas de oyentes absolutamente intrascendentes e inútiles, de boberías sin fin, en ocasiones utilizando un lenguaje chabacano, acompañados por la transmisión de cuñas publicitarias, directas o indirectas, subliminales o descaradas, de pócimas milagrosas, medicamentos de dudosa eficacia, tratamientos de belleza o variados servicios de charlatanes, especialistas en vivir del cuento.
En marzo de 1932, al ser nombrado el escritor Daniel Samper Ortega director de la HJN, un editorial del periódico El Espectador, entre otros conceptos, con ilusión patriótica expresaba: “Orientadas con un criterio razonable que alternen el sentido práctico y el buen gusto, las estaciones radiodifusoras pueden desempeñar en el desarrollo de la cultura del país un papel tan importante como el de los colegios y universidades; y acaso más ameno que el de éstos, especialmente en las clases trabajadoras que no disponen de dinero ni de tiempo para asistir a los establecimientos de educación, oficiales o particulares, el radio llena una misión didáctica cuyo alcance benéfico difícilmente podríamos meditar. Esto precisamente es lo que hace imperiosa la necesidad de que en su empleo se proceda atendiendo no sólo a sus cualidades amenas, sino ante todo, a su influjo educador”.


Otras cadenas de importancia en la radio Colombia han sido Cadena Todelar y la Cadena Súper, siendo ambas propietarias de varias emisoras y con un importante número de estaciones afiliadas.


Hablar de las emisoras colombianas en la onda corta, puedo asegurarles que llevaría mas de un programa. Muchas de ellas se distribuyeron en las bandas tropicales e internacionales, especialmente en la banda de los 49 metros. Las mas conocidas fueron las emisoras cabeceras de las cadenas que he mencionado a lo largo del programa, pero también muchas emisoras independientes hacían uso de estas frecuencias, y eso hacia interesante su escucha.
Para el final he dejado de ex profeso la mención de una de las más conocidas emisoras colombianas hoy ya desaparecida, pero que fue todo un ejemplo de cómo hacer buena radio y trasladar esa calidad al exterior. Me refiero a Radio Sutatenza, una emisora cultural que era captada en toda América y el mundo gracias a su potente onda corta que empleo las frecuencias de 6075 y 5095 kcs.


Daniel Camporini
Munro, Argentina.

Historias de Radio
Para escuchar esta historia haga clic en èste enlace:


Radio Bucaramanga, Bucaramanga, Santander. QSL 1.944

Fuente: CPRV Gallery, Estados Unidos .

RCN Emisora Nueva Granada 610 kHz . Bogotà. Banderìn.


Radio Sutatenza, Bogotà. Accion Cultural popular ACPO.


Colombia Broadcasting S.A. HJ3-ABD, Bogotà. QSL de 1.933


Fuente: CPRV Gallery, Estados Unidos.

Radiodifusora Cartagena HJ1-ABP, Cartagena. QSL de 1.932.

Fuente: CPRV Gallery, Estados Unidos

Ecos de la Montalla, Medellin.


Fuente: CPRVGallery, Estados Unidos.

Emisora Atlàntico. Banderìn.


Emisora Claridad, Medellin. QSL de 1.938

Fuente CPRV Gallery, Estados Unidos.

Radio Sur-America, Bogotà. QSL de 1.940

Fuente: CPRV Gallery, Estados Unidos.

La Voz de Armenia, Armenia .


Fuente: CPRV Gallery, Estados Unidos.

La Voz del Valle HJ5-ABD, Cali. QSL.


Fuente: CPRV Gallery, Estados Unidos.

La Voz de Colombia HJ3-ABX, Bogotà . QSL en 1.939.


Fuente: CPRV Gallery, Estados Unidos.

La Voz de los Laboratorios Fuentes, Cartagena. QSL de 1.939


Fuente: CPRV Gallery, Estados Unidos.

Radio Sutatenza, Bogotà. QSL 04/03/1.959. Coleccion de Josè Mauricio Rangel Neira, Cùcuta.


Fuente: Colecciòn de Josè Mauricio Rangel Neira, Cùcuta, Norte de Santander




Ecos de la Montaña de Medellin. QSL de 1935. CPRV.


Comienza a emitir "HJN" . Septiembre 5 de 1.929 .

COMIENZA A EMITIR LA 'HJN'

Septiembre 5 de 1929 Colombia al aireLa llegada de la radio transformó a Colombia para siempre. Pocos países han sido tan influenciados por ese medio de comunicación en el mundo.
Por Eduardo Arias*

Hace unas pocas semanas, en el marco del Festival de Cine Europeo, Eurocine, se presentó en Bogotá la película 24 horas de fiesta, en la que se señalaba como día histórico el 4 de junio de 1976, cuando 42 personas asistieron a una presentación de los Sex Pistols en Manchester que partió en dos la historia musical de la ciudad. Lo mismo puede decirse del 5 de septiembre de 1929, exactamente 64 años antes del tan recordado 5-0 a Argentina en la cancha de River. Ese día se emitió por primera vez la señal de la HJN, y estas dos horas de programación llegarían a lo sumo a unas pocas decenas de personas pues en Colombia, se calcula, existían entonces unos 200 ó 250 receptores.

Un día que hoy nadie recuerda, que no figura en casi ningún libro de historia ni en el imaginario de nadie, como el 4-4 ante la Urss, el triunfo de Luz Marina Zuluaga en Miss Universo o el día que dieron de baja a Pablo Escobar. Sin embargo ese día germinó, tímida y balbuceante, una semilla que sería, por un lado, el origen de la radio cultural en Colombia, que hoy se precia de contar no sólo con el sistema de la Radiodifusora Nacional de Colombia, sino también con la Hjck y un buen número de emisoras universitarias que desde distintas ciudades del país promueven los valores de la cultura nacional y universal.

Mucho más impactante aún, la HJN fue el primer paso concreto de un proceso responsable en gran medida de la acelerada transformación del país en los últimos 70 años. Fue de la mano de la radio que Colombia entró de lleno en el siglo XX, luego en la modernidad, y en gran medida gracias a ella, de manera directa e indirecta, se ha convertido en la nación que es hoy. La radio, a través de las cadenas nacionales, ha permitido que regiones separadas por largas distancias y accidentes geográficos se conozcan entre ellas y encuentren en la radio motivos de unidad nacional. Desde un triunfo deportivo que llena de orgullo al país entero hasta la noticia de una catástrofe nacional que en pocas horas transforma a Colombia en la nación más solidaria del mundo. La radio hizo posible que la Vuelta a Colombia, un evento deportivo que se corría por trochas impracticables, paralizara al país durante dos o tres semanas enteras cada año y, de paso, se convirtió en una lección de geografía.

La radio, nadie lo duda, ha cambiado en los últimos 70 años el rostro de Colombia y la imagen que de ella tienen sus habitantes. Para bien y para mal.

Los tiempos del ruido

Resulta importante anotar que en 1929 no sólo nació la HJN sino que también apareció la HKD (el 8 de diciembre), más tarde conocida como La Voz de Barranquilla, y que los estudiosos consideran como la primera estación privada del país.

El de la HJN fue un parto muy largo. Ya en 1924, durante el gobierno de Pedro Nel Ospina, se había destinado un terreno para ubicar los equipos contratados un año antes con la casa Telefunken de Berlín. Los trabajos se terminaron en 1927, siendo ya presidente Miguel Abadía Méndez, bajo la dirección del ingeniero alemán Richard Schloenssen.

El gobierno aseguraba que en agosto o septiembre de aquel año comenzaría a emitir. Sin embargo la promesa se pospuso varias veces. Leopoldo Ortiz Borda, jefe de inalámbricos del Ministerio de Correos y Telégrafos, anunció que comenzaría a emitir antes del primero de abril de 1929, tal como lo reseñó la revista Chapinero del primero de enero de 1919. Se prometieron nuevas fechas (20 de julio, 3 y 7 de agosto) hasta que por fin la HJN salió al aire con la siguiente programación: música a cargo de la orquesta del maestro Alejandro Wills y la lira de Pedro Morales Pino; luego, palabras de José de Jesús García, ministro de Correos y Telégrafos. Este sencillo programa se originó en los estudios instalados en el Capitolio Nacional. Desde allí la señal iba al transmisor Telefunken de Puente Aranda, entonces al occidente de la ciudad, hoy una de las localidades del casco urbano.

En su primera etapa la HJN transmitía de lunes a sábado entre las 8 y las 10 de la noche. Además de música, a los oyentes se les ofrecían conferencias, noticias de Colombia y el exterior, notas de la vida diaria en Bogotá e información bursátil. En sus primeros tiempos la emisora pasaba cuñas publicitarias que ayudaban a su sostenimiento, una política que se cambió al llegar al poder la administración liberal de Enrique Olaya Herrera, que consideró que era deber del Estado sostener la emisora, como ha ocurrido desde entonces con la HJN y su sucesora, la Radiodifusora Nacional de Colombia.

Como señala el sociólogo Milciades Vizcaíno Gutiérrez, integrante del grupo de Teoría Social de la Escuela de Ciencias Humanas de la Universidad del Rosario en su ensayo La HJN: precursora de la radio colombiana y soporte en la construcción del Estado-Nación, la estación funcionó porque el país había montado poco a poco la infraestructura técnica requerida. "Sin ella, el proyecto modernizador se hubiera aplazado por algunos años. El abuelo podría decirse que estuvo encarnado en la telegrafía sin hilos o la radiotelegrafía mientras que el padre fue realmente el radiófono o el teléfono inalámbrico".

El autor destaca algunos hitos importantes. "En 1920 la empresa Marconi ofreció al gobierno colombiano la posibilidad de ensayar un puente entre Bogotá y Girardot como uno de los primeros experimentos de trascendencia; el presidente Pedro Nel Ospina, el 22 de abril de 1923, inauguró la Estación Internacional de Morato, la cual había sido construida en Engativá por la Marconi Wireless; desde 1918 había surgido la iniciativa de crear el Ministerio de Correos y Telégrafos, pero sólo se reglamentó en 1929 y se puso en funcionamiento".

Hacia 1928 la radiodifusión en Colombia era un beneficio que compartían un puñado de gomosos radioaficionados que se reunían para escuchar emisiones provenientes de Estados Unidos, Alemania y Eindhoven (Holanda, sede de la casa Philips), así como las señales de la BBC de Londres y Radio Francia.

Esta minoría (antecesora de la 'inmensa minoría' de la que se precia la Hjck) presionaba al Estado para que Colombia tuviera una estación con fines informativos y culturales. Como señala Vizcaíno, "a finales de 1928 se constataba una paradoja: Bogotá era tal vez la ciudad de América Latina en donde funcionaban más aparatos de onda corta; pero también era la única capital de la región en donde no funcionaba una estación radiodifusora". La ya citada revista Chapinero abanderó esta campaña para dotar a Bogotá y al país de una emisora de carácter cultural. "No sabemos cuál es la causa para que aún no se haya inaugurado el 'broadcasting' de Bogotá, pues se han gastado ya grandes sumas en la instalación de las máquinas y edificios para la estación. El Ministerio de Comunicaciones debe apurar a los contratistas para que entreguen pronto la radiodifusora de Bogotá, o ceder el campo a las iniciativas particulares. Esta ciudad es la única capital del continente que no tiene una estación radiodifusora".

Con el nombramiento de Daniel Samper Ortega, director de la Biblioteca Nacional, como encargado de la dirección de la HJN entre el 3 de marzo de 1932 y el 30 de junio de 1933, se consolidó la estrategia del Gobierno de "colocar el radio al servicio de la cultura nacional. Por lo tanto, los programas musicales se arreglarán de manera que el público se vaya familiarizando poco a poco con los grandes maestros, y todas las noches habrá conferencias sobre temas netamente culturales: los problemas de la enseñanza primaria, secundaria y universitaria, los institutos que influyen en la vida cultural y artística del país, como la Biblioteca Nacional, la Escuela de Bellas Artes, el Conservatorio y la Dirección Nacional de Bellas Artes.

Serán transmitidas también las conversaciones de la Academia de Historia y las de las entidades que, como el Club Rotario y el Centro de Estudios, abordan con frecuencia temas positivamente interesantes para la construcción espiritual del país, así como lecturas sobre temas científicos que sirvan para extender más allá de los claustros los servicios de la Universidad". En esta misma comunicación, el director anunciaba su intención de "no dejar pasar inadvertida ninguna efemérides para la historia, la cultura y el arte colombianos, y ninguna de las más sobresalientes de otros países". La programación también tenía en cuenta a los niños. A los planteles educativos se les eximió de impuestos a la importación de radios para estimular su uso en las aulas. Centenares de telegramas efusivos provenientes de diversos países de América Latina daban a entender que este esfuerzo cultural no era en vano.

Este modelo perduró en las primeras dos décadas y sólo en los años 50 apareció en la programación de la Radiodifusora un nuevo género, el de los radioteatros y la radionovela, que se hizo muy popular en emisoras comerciales y que le dio origen a los teleteatros y las telenovelas a partir de 1954, cuando se instaló la televisión en Colombia.

Los problemas financieros, sin embargo, no faltaron en estos primeros años. Muchos de los programas se hacían en vivo, así que si los músicos decidían no tocar por falta de pago, significaba que la programación sufría graves perturbaciones. Aunque los funcionarios del gobierno felicitaban a la emisora por su gestión y por el aumento de su cobertura, casi nunca podían cumplir con las necesidades económicas de la HJN.

En los 30 también preocupaba que la emisora llegara a lugares como Manizales, Cúcuta, Quibdó, Bucaramanga, Neiva, Ibagué y Pasto, donde no existían receptores, mientras que Barranquilla solicitaba emisiones en onda corta y Tunja y Cali se quejaban de la calidad de la transmisión.
Para resolver estos inconvenientes financieros y técnicos el gobierno de López Pumarejo suspendió las operaciones en noviembre de 1937 y volvió a operar el primero de febrero de 1940, durante el mandato del presidente Eduardo Santos.

La HJN había cambiado de nombre. Ahora se llamaba Radiodifusora Nacional de Colombia, pero mantenía intacto el espíritu de la HJN, que la ha convertido en un patrimonio de la Nación.

*Editor de Cultura de SEMANA

Fuente: http://www.colombialink.com/01_INDEX/index_historia/07_otros_hechos_historicos/0190_comienza_emitir_hjn.html

Historia de la Radio en Colombia .


El investigador Reynaldo Pareja en su libro "Historia de la Radio en Colombia" uno de los mejores de su clase, destaca los siguientes aspectos generales de interés:La Radiodifusion fue introducida en el país por iniciativa de los radioaficionados, quienes desde 1923, trajeron los primeros receptores-transmisores de baja potencia.

Antes de fundar las primeras radiodifusoras, era preciso que el país desarrollara una infraestructura de comunicacion inalambrica, la cual se inició en 1915 con los servicios de radiotelegrafia de la empresa Marconi Wireless Co., considerada como el monopolio mundial de la radio, estableciéndose en el país a través de la concesión de explotacion absoluta durante 20 años por el gobierno del General Ospina.

El Gobierno se percató de la necesidad de montar una radiodifusora que le permitiera tener una voz oficial, por eso, solicitó en 1924 los primeros equipos de onda larga de 1Kw. de potencia a la empresa Telefunken, pero dichos equipos, llegaron de manera tardía en el año de 1929. Este año marcó el nacimiento oficial de la radiodifusion colombiana, aunque hubo que esperar dos años para que su introducción definitiva fuera irreversible.

El Presidente Miguel Abadia Mendez, inauguró la primera radiodifusora del país, la HJN (Más tarde la Radiodifusora Nacional) el 7 de agosto de 1929. A los cuatro meses apareció la primera estacion privada (el 8 de diciembre de 1929) con un pequeño equipo de 15 W. y la sigla de identificación HKD, cuyo nombre más tarde sería "La Voz de Barranquilla".

La primera emisora de carácter comercial fue fundada en enero de 1930 con la sigla HKF "Colombian Radio and Electric Corporation", a la cual le siguieron otras cinco emisoras comerciales. Todas éstas de carácter experimental porque las condiciones legales hacían casi imposible el establecimiento de una emisora comercial, hasta que en 1931 se hizo una reglamentacion que abrió las puertas a esta modalidad.

Hasta 1934 los dueños de las emisoras eran a su vez los directores, los operadores, los relacionistas públicos, los vendedores. La mayoría de ellos atendían otros negocios o profesiones y la radiodifusion la ejercían a manera de "hobby" lo que se traducía muchas veces en un funcionamiento irregular, pues muchas veces se prendían los transmisores de acuerdo con el tiempo libre de sus dueños-directores, que de por sí coincidían con los tiempos libres de los pocos radioescuchas (250 receptores en Bogotá para 1930).

Los clientes de las emisoras comerciales hasta el momento creadas, siempre pagaban en especie y los productos recibidos eran vendidos entre los trabajadores de las emisoras y cuando las emisoras crecieron, las especies recibidas se convirtieron en premios de los programas concursos. Algo muy parecido a lo que sucedía en todos los países con radiodifusoras.
Otra forma de financiacion fueron las cuñas comerciales hechas directamente por los dueños de las estaciones para los clientes. Las cuñas eran elaboradas sin ningún criterio profesional, se realizaban sin ninguna tecnica radial y eran prácticamente elaboradas por la originalidad del operador de audio, no llevaban musicalizacion o efectos sonoros, ni tampoco una distribución dentro de la programación que mostrara una preocupación por los aspectos formales.

Al aparecer muchas más emisoras, las cuñas o anuncios comerciales bajaron considerablemente su precio, lo que implicó conseguir más clientes para compensar las pérdidas de los precios cada vez más bajos. Mientras crecía la cantidad de cuñas en todas las horas de emisión, se produjo un golpe enorme de sobresaturación de anuncios comerciales, acaparando a veces el 50% de toda la programación de una emisora, mientras el otro 50% era prácticamente dominado por el genero noticioso.
Surge entonces una pugna entre la prensa y la radio, hasta el punto en que el 23 de marzo de 1934, el periodico "El Tiempo" logra que sus influencias políticas ayuden definitivamente a la expedicion del Decreto 627 por medio del cual se le prohibía a las emisoras leer las noticias publicadas por los periodicos, antes de transcurridas doce horas después de su aparición.

El editorialista Fray Lejon de "El Tiempo" celebró la intervención con estas reflexiones: "...todo periodista ve con entusiasmo el justo decreto que el gobierno ha dado, para que a la prensa no la saquee la radio. Yo personalmente he antipatizado con aquel imbécil, invento del diablo, que llena la casa de anuncios baratos, de discos viejos y de chistes malos...". Algo parecido había sucedido en el país padre de la radio (EE.UU) en 1933. Más tarde, la solución a este problema se basó en la combinación de esfuerzos economicos de la prensa para hacer concesiones y negociaciones con la radio, ya que su crecimiento era irreversible y necesario para la industria del país, la cual defendía a la radio con actitud acérrima. Muchos periódicos compraron emisoras o formaron cadenas radiales.

Esta primera etapa de la radio culminó a finales de 1934 con el establecimiento fuerte de una radio comercial inexperta pero creciente, con modelos importados totalmente desde EE.UU. y con un gobierno colombiano muy interesado en su comercializacion. Era lógico que en estas condiciones, la radio oficial y privada tomara los caminos de una radio comercial y no de una radio como la europea, sin fines lucrativos.

Entre los años 1935 y 1940 la radiodifusion colombiana se caracteriza por su lanzamiento a escala nacional y consolidación comercial definitiva, además de tener relaciones profundas con los acontecimientos historicos, economicos y politicos del país. Este periodo está caracterizado por un marcado crecimiento económico debido al surgimiento de la inversión de la industria en el medio radial, lo que favorece al mismo tiempo su propia infraestructura de la radiodifusion.
Lógicamente los sistemas de administración cambian, porque hasta el momento, solo se necesitaba la presencia de un "hombre orquesta", normalmente el dueño que realizaba todas las funciones, dando como resultado una improvisacion constante. Se impuso entonces el criterio de organización empresarial: Una combinacion de administracion y produccion técnica, la cual incorporaba locutores, tecnicos, operadores y guionistas.

En esta etapa, las emisoras aumentan sus horas de radiodifusión, se inician los programas en vivo, aparecen los primeros programas humorísticos y las orquestas de baile popular, además de programas de eventos especiales, copiando el desarrollo del modelo radial norteamericano. También el deporte hizo su primera aparición, pues se transmiten algunos partidos de futbol y carreras de caballos desde el Hipodromo Los Libertadores, entre otras experiencias. Sin embargo, el deporte como parte de la programación, no se incorporó hasta que se inventaron y se trajeron los equipos de señal F.M. y VHF que permitían montar la red de enlaces.

Otra innovación importante fue la aparición del radioperiodismo. En 1935 se estrella el avión de la Scadta contra el trimotor de Ernesto Samper pereciendo el cantante Carlos Gardel, figura internacional del tango. El hecho fue cubierto para todo el país a través de conexión telefonica con los estudios. En el mismo año se celebró un Congreso Eucaristico que fue transmitido también para todo el país utilizando los esquemas del radioperiodismo. Con ello se implantó la modalidad de desplazar reporteros al lugar de los acontecimientos, quienes transmitían por vía telefonica hasta la emisora y de ahí a los radioescuchas, técnica que todavía se emplea con éxito en muchas emisoras del país.

El Gobierno adquirió el derecho a legislar y controlar la actividad de la radiodifusion a través de la Ley 198 de 1936, apoyándose en una nueva definición de lo que era "telecomunicaciones": "toda la transmision o recepcion de signos, señales, escritos, imagenes y sonidos de toda naturaleza, por hilos conductores, radio y otros sistemas o procedimientos de señales electricas o visuales".

El contexto político del país imprimió sobre la radio otra experiencia. El clima de pugna política radial permitió al gobierno sacar el Decreto 1760 de julio de 1936 por medio del cual se prohibía la transmision de noticias políticas. Por ejemplo, la voceria liberal montó en Bogotá su propia emisora en 1936 "La Voz de Colombia", mientras ya existía en Cali otra emisora con el mismo nombre y con la propaganda conservadora. El Gobierno comenzó a multar a las emisoras que incumplieron, siendo éste el primer control indirecto, pero serio de los contenidos de los programas, especialmente el de los radioperiódicos.

En este momento de la historia, la radio ya había dejado de ser un experimento aislado, se consolidó definitivamente como un ensamblador de la vida nacional, de la vida cultural y de la realidad nacional, sin embargo, la fuerza para convertirse en un instrumento de educacion del pueblo, de concientización de sus derechos o representación de su voz dentro de la vida nacional quedó subordinada a los intereses de clases.

En 1938, con la preparación de Alemania para la guerra, se demostró en la realidad el gran poder de la radio en todo el mundo. Señales de onda corta llenaban el espacio con una frenética campaña de beligerancia, que fue automaticamente respondida de igual forma por los países aliados. Latinoamerica solo quedó como espectadora ante los acontecimientos, aunque le llegaba gran cantidad de mensajes nazis en español. A los diez años, en 1948, la muerte de Gaitan produjo el caos que la guerra mundial no había hecho en Colombia.

Durante la guerra, la industria colombiana tuvo que aumentar la producción para compensar la escasez de bienes de consumo, mientras la radio estimulaba el consumo nacional de los mismos productos. La emergencia era tener ante todo un público totalmente cautivo, lo que obligó a cambiar de géneros radiales y a pensar más sobre los contenidos. En este contexto adquirió significado la aparición de las radionovelas, el radioteatro, programas de concurso, "shows" musicales y la reorientacion de los noticieros.

En 1945, al mismo tiempo que se trae por primera vez un equipo F.M., nacen las Cadenas Radiales y también nacen las que más tarde serían las emisoras culturales, creadas por diferentes instituciones educativas. La idea y el desarrollo del modelo también fue importado de EE.UU. En Medellin apareció una cadena local, "La Cadena Bedout", cuya finalidad era acaparar la sintonía local para eventos comerciales y buscaba la promoción y venta de radios y discos RCA y originaba un programa a la semana a través de cinco emisoras. Pero las primeras cadenas en forma fueron hechas gracias a la inversión extranjera de Bayer y Kresto, las cuales motivaron la competencia "criolla".

Con la vinculacion y participacion de intereses industriales, nacen Caracol y RCN, la primera fue formada por la prolongación del periodico "El Liberal" con intereses expansivos sobre la opinion pública, la segunda, formada por esfuerzos de varias industrias y por la idea de competir. Esta lucha se acentuaría más tarde en 1950 con la aparicion de Todelar.

El control de la radio se concretó muy explícitamente a nivel legislativo con los Decretos 3518 de 1949, 2167 de 1953 y el más importante: El Decreto 3418 de 1954, el cual sentó la base de la actual legislación radial y quedó expresado el dominio del Estado sobre la radiodifusión: "Todos los canales radioelectricos que Colombia utiliza o puede utilizar en el ramo de las telecomunicaciones son propiedad exclusiva del Estado". Tampoco faltó a este Decreto el aspecto de Control-Censura similar al ejercido con la prensa escrita: Permitía la tansmision de noticieros, radiorevistas, pero prohibía en forma explícita los comentarios y señalaba que "el Gobierno reglamentará la manera como pueden tansmitirse las informaciones, exposiciones y conferencias radiales".

En la mitad del panorama, crecen paulatinamente las radiodifusoras culturales. El Gobierno concede fácilmente las licencias hasta con cierta simpatia, debido al contraste del auge y la actitud comercial del medio radial en ese entonces. Pero las emisoras culturales se sostenían por dos razones, eran apoyadas por instituciones educativas con capacidad economica (o con asignación presupuestal si eran del estado) y además, a la industria le interesaba apoyarlas para que su nombre se escuchara como entidades que velaban los grandes valores de la sociedad y de la cultura.

El General Rojas Pinilla inaugura la T.V. el 13 de junio de 1954 para conmemorar un año del regimen. El terreno estaba preparado para que las grandes cadenas radiales, bien consolidadas económicamente, ensayaran sus primeros trabajos en T.V., siendo Caracol la más favorecida.
Llega "El Frente Nacional" después de derrocar al General Rojas Pinilla. El crecimiento de las cadenas radiales es considerable, creando un oligopolio, mientras la programacion se caracteriza por tener siempre programas masivos, con temas no profundos y con intereses comunes, era el gran momento de los generos humoristicos, musicales, deportivos y radionovelas, además, se creó el radiotransistor, lo cual hizo físicamente muy accesible la compañía de la radio a todas las partes del hogar, del trabajo y de otros espacios. Comienzan los estudios de audiencia, mientras la T.V. toma de la radio casi todo su montaje publicitario.

A partir de 1980 muchos de los generos radiales desaparecen, pues se pensaba que esos mismos generos le pertenecían solamante a la T.V., es el caso de las radionovelas, los programas de humor y los espacios de la radio infantil.

En la actualidad, la radio colombiana está experimentando un nuevo fenómeno relacionado con el desarrollo de la radio rural y urbana de baja escala, influenciada por la nueva tendencia de autogestión de las comunidades. También la tecnología ha impuesto un nuevo sistema de telecomunicaciones a través del Internet, lo que promete otra clase de estrategias para la innovación de la radio. Los sistemas satelitales han avanzado de manera considerable, lo cual permite la recepción fácil de la producción de las emisoras internacionales, ayudando a una programación globalizante. Las fusiones del medio radial con otros medios, se utilizan para llevar al público contenidos comerciales, didácticos y educativos con gran eficacia.

Las grandes cadenas radiales se han dedicado a los generos comunes de los musicales, el fútbol y los programas de charla radiofonica. Las emisoras culturales se desarrollan modestamente bajo el ánimo de sus propias instituciones con un gran futuro en el papel educativo de la radio y con buenas oportunidades para una competitividad sana, rescatando algunos géneros que para la radio comercial ya no son rentables.

CONCLUSIONES SOBRE EL PROCESO DE RADIODIFUSION EN COLOMBIA:

a). La radio en Colombia, en muchos aspectos, ha sido una copia fiel de los modelos norteamericanos en el campo de las telecomunicaciones.
b). El desarrollo de la radio dependió de la articulación del contexto economico e industrial del país y de la tecnologia importada desde EE.UU.
c). La radiodifusion es considerada como una industria liviana, altamente rentable.
d). La radio es un reproductor y productor de ideologia.
f). Ha sido un agente neutralizador o animador de las reacciones del publico ante un acontecimiento.
g). Es un instrumento potencial para una acción politica implicita o explicita.
h). Actualmente tiene una programacion políticamente neutra.

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FUENTES:
Pareja, Reynaldo. Historia de la Radio en Colombia. 1984, Bogotá. 200 pags.
Tellez B., Hernando. Cincuenta años de radiodifusión colombiana (Edición especial para celebrar los 25 años de Caracol), Ed. Bedout. 1974, Bogotá. 304 pags.
Faus Belau, Angel. La Radio: Introducción a un medio desconocido. 1985, Barcelona. 400 pags.

Fuente: http://www.tareaescolar.net/tareaescolar/historia%20colombia/HISTORIA%20DE%20LA%20RADIO%20EN%20COLOMBIA.htm